El Gobierno porteño está próximo a lanzar un novedoso plan de Modernización y Seguridad que será aplicado inicialmente en 31 líneas de colectivos, las cuales fueron traspasadas por el Estado Nacional en septiembre de este año. En ese sentido, el sector del transporte tendrá un plazo de 6 meses para adaptarse.
Algunos de los puntos más importantes incluyen: que las unidades en circulación no superen los 10 años de antigüedad; la inclusión de cámaras de seguridad; mayores controles (de alcohol y otras sustancias) para los choferes; y la posibilidad de cobrar tarifas diferenciales según el día y el horario. Estos cambios podrían impactar en más de 1.800 vehículos.
Las bases del nuevo transporte
Sobre el último punto, se trata de un sistema multipago que incorporará otros medios, además de la tarjeta SUBE. Por otra parte, se buscará estandarizar el color de los colectivos; afirman que la finalidad es que todos los que pertenezcan a la urbe puedan ser identificados fácilmente.
Un dato no menor es que el nuevo método de monitoreo no será interno, como actualmente poseen algunos servicios, sino que será compartido con el Estado, sirviendo como una herramienta de Seguridad centralizada y custodiada por la policía local.
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Una mirada hacia el futuro
Respecto a la sustentabilidad, que es uno de los cuatro ejes -entre los que se encuentran la seguridad, la tecnologización y la eficiencia-, la intención es incorporar más unidades eléctricas. Las mismas funcionarán primeramente entre Retiro y Parque Lezama, para luego cubrir todo el territorio porteño.
Con estas decisiones lo que pretenden es “construir un sistema de transporte a la altura de las grandes ciudades del mundo” con una mayor calidad de servicio y experiencia de usuario.