Ese famoso dicho de que las mascotas se parecen a sus dueños no es sólo percepción nuestra; hay investigaciones que demuestran que hay paralelismos entre ambos, tanto de comportamiento como de personalidad.
El acercamiento con los perros
¡Así es! Existen estudios internacionales que confirman las coincidencias más allá del aspecto físico, sobre todo cuando la convivencia se da a lo largo del tiempo. Diversos experimentos de emparejamiento, en los que se pusieron a prueba a voluntarios a través de un juego, demostraron que las personas logran identificar coincidencias con éxito por encima del azar.
En este caso, sólo se basaron en fotografías; es decir, en la observación para asociar. Sin embargo, hay otros registros que comprueban que dimensiones como la extroversión y el nerviosismo, pueden compartirse entre las especies. Una de las hipótesis que podría explicar esto, es que los humanos eligen a sus compañeros en base a estos rasgos, aunque de forma inconsciente.

De comprobarse, esto demostraría que tenemos la capacidad de distinguir perceptivamente las emociones de otros seres vivos y buscar alinearnos con ellos, casi como si de supervivencia se tratara, lo que permitiría una convivencia más armoniosa con nuestro entorno. Asimismo, se cree que el compartir permite que estos modos y actitudes se refuercen mutuamente.
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La búsqueda de nuevas relaciones
Al respecto, existe otro estudio que sugiere que la relación perro-humano emula en muchos aspectos a las dinámicas sociales de las personas y que, en ese sentido, todo el tiempo estamos buscando el emparejamiento para formar relaciones estrechas.
En cuanto a los aspectos físicos, como el tipo y el largo del pelo, los científicos sostienen que podría tratarse de una tendencia, a veces intencional y otras no tanto, de elegir aquellas mascotas que reflejen la propia imagen.