Los investigadores dedican su vida a lograr soluciones innovadoras que faciliten y mejoren la existencia en la Tierra. En los últimos años, uno de los ejes principales en los que se ha centrado la ciencia es la protección de las especies en peligro, como los vegetales. Es en este contexto que nace una de las estrategias más sorprendentes y prometedoras de los últimos años. 

Estamos hablando de la utilización de hongos micorrízicos. Se trata de microorganismos que habitan entre las raíces de las plantas y con los que tienen una relación simbiótica desde hace millones de años. Esta especie tiene la capacidad de fortalecer a sus hospedadores, mejorando su salud y resiliencia en la naturaleza. 

Un proyecto con hongos

Ahora los ejemplares están siendo utilizados para restaurar y proteger a otras especies que se encuentran amenazadas por el cambio climático, la consecuente pérdida de biodiversidad y por la deforestación. Su función es facilitarle a la planta el acceso a nutrientes y agua, al tiempo que la protege de patógenos. 

Como te decíamos, su relación es simbiótica: mientras uno es beneficiado con nutrientes esenciales, entre los que se encuentran el fósforo y el nitrógeno, el otro es alimentado con azúcares y otras sustancias necesarias para su desarrollo.  Esto los convierte en una herramienta que podría reducir la dependencia de fertilizantes y pesticidas.

Una herramienta peligrosa

Los expertos aseguran que una correcta utilización de los micorrízicos puede ayudar a revivir ecosistemas enteros. Sin embargo, no es tan fácil como parece. Una mala implementación puede resultar en desequilibrios ecológicos mucho peores de los que se busca combatir e, incluso, exacerbar la propagación de invasores. 

Cabe destacar que este tipo de hongos fueron descubiertos recientemente, lo que significa que durante siglos los humanos ignoramos sus beneficios. Actualmente sabemos que hasta el 90 % de las plantas dependen de ellos para su supervivencia.