Como en otros países de América Latina, en los últimos años China ha sido un inversor que pisó fuerte en la Argentina. Sin embargo, el impacto ambiental de este desembarco y los beneficios sobre la economía son objeto de discusión entre actores locales.

Uno de los terrenos clave es el energético, donde un estudio de la ONG Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) afirma que el financiamiento chino sostiene fundamentalmente proyectos hidroeléctricos, nucleares o de hidrocarburos. En cambio, deja apenas cuatro por ciento de esas inversiones para energías renovables, justamente el sector donde el país enfrenta un visible retraso.

Para la directora de investigación de la FARN, María Marta di Paola, el objetivo de China es exportar su tecnología y sus insumos porque en su territorio ya no tienen ríos donde construir represas, a eso se debería el interés en el río Santa Cruz.

China también aparece detrás de la pretensión argentina de desarrollarse en energía nuclear, ya que en 2017 se acordó que financiará la cuarta y la quinta central atómica. La primera de las cuales aún no tiene fecha de comienzo.

Fuente: Hemisferios/Onediario