El río Dreisam tiene una longitud de 30 kilómetros y atraviesa la ciudad de Friburgo. Sin embargo, en estas semanas el río se transformó en un desierto de piedra. El Club de Pesca local tomó medidas preventivas y capturó peces para soltarlos en otras aguas.
En el Rin, que fluye a pocos kilómetros de Friburgo, la situación es más dramática, a pesar que el río es más ancho y está lleno de agua. Toneladas de animales muertos acaban en las redes de los pescadores, especialmente en el lado suizo del río. La temperatura del agua, de aproximadamente 28 grados, redujo el contenido de oxígeno.
En muchos lagos, los bomberos introducen millones de litros de agua para subir el nivel de oxígeno. Sin embargo, de un solo embalse cerca de Ellwangen, los bomberos tuvieron que sacar 20 toneladas de cadáveres de peces.
Los autores del estudio consideran que la investigación del impacto climático a largo plazo es indispensable para desarrollar estrategias de adaptación con base en las observaciones.
Las asociaciones ecologistas, como WWF Alemania y Germanwatch, han pedido al Gobierno alemán que tome medidas concretas contra el calentamiento global y las emisiones de gases de efecto invernadero.
Fuente: DW