Debido a la peligrosidad que reviste la fabricación y el descarte de los antibióticos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó este martes una serie de recomendaciones para disminuir su impacto en el ambiente. Las mismas incluyen la gestión de aguas residuales y de los residuos sólidos.

Se trata de metas para enfrentar los riesgos que amenazan a la vida acuática, y que abarca todas las etapas, desde la fabricación de principios farmacéuticos activos y la formulación hasta los productos terminados y envasados.

La atención en los antibióticos

Esta lista llega en el marco de los preparativos de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la Resistencia a los Antimicrobianos, que tendrá lugar el 26 de este mes. Conocida también como RAM por sus siglas, surge cuando bacterias, virus, hongos y parásitos dejan de responder a los medicamentos fabricados para atacarlos. Esto produce un aumento de infecciones, severidad de los síntomas y, potencialmente, decesos.

La resistencia se produce cuando se abusa de los antibióticos, cuando se interrumpe antes de tiempo su consumo y cuando se los descarta incorrectamente, tanto desde los hogares como desde las fábricas. Todo esto atenta contra su efectividad.

Advertencias

En este sentido, la doctora Yukiko Nakatani, subdirectora general interina de la OMS para la RAM explicó que “el control de la contaminación derivada de la producción de antibióticos contribuye a que estos medicamentos que salvan vidas sigan siendo eficaces para todos”.

Sin embargo, desde el organismo denuncian la falta de información accesible sobre el daño ambiental causado durante la fabricación. La doctora María Neira, directora del Departamento de Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS, defiende que “las orientaciones proporcionan una base científica independiente e imparcial para que los organismos reguladores, los responsables de compras, los inspectores y la propia industria incluyan en sus normas un control sólido de la contaminación por antibióticos». 

Por este motivo, insiste en que “el fuerte enfoque en la transparencia equipará a los compradores, los inversores y el público en general para tomar decisiones que tengan en cuenta los esfuerzos de los fabricantes para controlar la contaminación por antibióticos».