El presidente electo, Luiz Inácio Lula da Silva, propuso organizar la conferencia del clima de la ONU de 2025 en la Amazonia, al llegar a la COP27 que se celebra en Egipto, donde los delegados comenzaron a negociar la declaración final.
En su primera intervención en Sharm el Sheij, Lula declaró que acabará con el proceso de degradación que están viviendo los bosques tropicales de la región, prometiendo llevar adelante una «lucha muy fuerte» contra la deforestación de la Amazonia, que avanzó con fuerza el último tiempo.
En ese sentido, recordó que en los tres primeros años de Gobierno del expresidente Jair Bolsonaro la deforestación en la Amazonia aumentó un 73%, y aseguró que eso quedará en el pasado.
Se comprometió a castigar «con rigor» las actividades ilegales en la selva, y reiteró la promesa asumida por Brasil años atrás de acabar con la deforestación ilegal en el año 2030.
También anunció su voluntad de organizar una cumbre junto con Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú, Surinam y Venezuela, para que los países amazónicos puedan «por primera vez debatir de forma soberana» el desarrollo de la región, con integración social «y mucha responsabilidad climática».
Además, habló de reforzar la alianza entre Brasil, Congo e Indonesia, ya que los tres países juntos reúnen el 53 % de las selvas tropicales del planeta, para trabajar juntos en la búsqueda de mecanismos de financiación sostenible para proteger la naturaleza.
Por otra parte, el líder de izquierda, de 77 años, aprovechó el escenario para anunciar la creación de un Ministerio de Pueblos Originarios, para que los indígenas no sean «tratados como bandidos», y prometió hablar mucho con sus representantes para coordinar las políticas en la Amazonia.