Científicos israelíes han desarrollado un bioplástico, mediante algas marinas, que podría suponer una revolución medioambiental.
En 2018, un estudio de las imágenes captadas en el fondo de la fosa de las Marianas, el suelo oceánico más profundo del planeta, localizó residuos plásticos a once mil metros de profundidad. La gravedad de la situación queda de manifiesto en una elocuente cifra: la ONU afirma que para el año 2050 puede que haya más plástico que peces en los mares. Así, junto con el calentamiento global, la proliferación de plásticos y microplásticos se ha convertido en una de las grandes cruzadas medioambientales.
Y el reciclaje, aunque puede contribuir a atenuar el problema, no es la solución definitiva. Solo el diseño de nuevos materiales puede atajarlo de raíz.
Curiosamente, es posible que la solución para el desafío de los plásticos provenga del mismo lugar que estamos contaminando: los mares. Un grupo de científicos de la Universidad de Tel Aviv se ha embarcado en un proyecto tecnológico que pretende emplear algas para crear una nueva generación de bioplásticos.
Para lograrlo, han utilizado bacterias Haloferax mediterranei que se alimentan de los carbohidratos de las algas y los metabolizan en polihidroxialcanoatos, un tipo de poliéster producido en la naturaleza por medio de la acción de bacterias, normalmente por fermentación de azúcar o lípidos.
Los polihidroxialcanoatos son uno de los campos de investigación más prometedores, ya que los bioplásticos resultantes son completamente biodegradables y no generan ninguna clase de residuo tóxico. Hasta ahora era preciso recurrir a plantas de cultivo para producir este tipo de bioplásticos, lo que requería recursos agrícolas que, a su vez, se sustraían a la producción de alimentos.
Fuente, Ambientum