Para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, países industrializados apoyan el uso de biocombustibles. Sin embargo, activistas sostienen que enfocarse en cultivos para combustibles podría hacer más daño.

Hace 10 años, luego de que se aprobaran muchas leyes a nivel mundial que incentivan la utilización de biocombustibles, agricultores de todo el mundo, pero en particular de Latinoamérica y del sudeste de Asia, se vieron motivados a tener cultivos para obtener combustible en lugar de alimentos.

Según grupos no gubernamentales, estos cambios provocaron escasez de alimentos. Sostienen que ese cambio en el uso del suelo agrícola en realidad está causando más emisiones de carbono porque los agricultores arrasan con los bosques para poder sembrar las semillas.

Un estudio encargado por la Comisión Europea en 2016 concluyó que las mayores emisiones de carbono ocurren no sólo cuando un bosque es talado para cultivar biocombustibles sino también cuando un campo que se usó para alimentos cambia a cultivos en crecimiento para el biocombustible más rentable.

Hay quienes sostienen que el biodiésel de aceite de palma tiene la mayor emisión de gases de efecto invernadero, tres veces las emisiones de diésel fósil, porque la expansión de la palma impulsa la deforestación en el sudeste de Asia, América Latina y África.

Sin embargo, los activistas aclaran que no todos los biocombustibles son malos y exigen a los gobiernos hacer una transición desde los basados en alimentos hacia los más avanzados.

Fuente: DW