La Asociación de Recicladores de Bariloche (ARB) firmó un convenio con la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) para recibir asistencia técnica y capacitación sobre la maquinaria para mejorar la operatividad de la planta, algo que se hará de manera institucional y no «como un favor» ya que «son ellos los que nos ayudan a nosotros», dijeron desde la CNEA.

La iniciativa será implementada por el equipo de ingeniería de la gerencia de Investigación Aplicada del Centro Atómico Bariloche y está prevista, en una primera etapa, para los próximos seis meses.

Cada semana llegan a la planta los residuos secos de Dina Huapi y de los centros de acopio, los fijos y los itinerantes, ubicados en distintos barrios de la localidad de Bariloche.

«Hay que entender que la responsabilidad con la basura no termina en una bolsa que se saca a la vereda. Tenemos que saber a dónde va la basura que generamos, si queda en el camino, si se recicla, si se entierra o qué pasó», remarcó Gladys Pichiñanco, presidenta de ARB.

Y advirtió que «en los basurales a cielo abierto, cuando llueve, se hacen ríos de líquido lixiviado que salen del manto y van directo a los barrios. Es contaminación pura», ya que el líquido lixiviado es el que se forma a través de la disolución de los compuestos que contiene la basura, o bien cuando entra en contacto con el agua.

Dentro del plan de capacitaciones que la CNEA propuso a la ARB, la idea principal es que el propio equipo de recicladores pueda hacer el mantenimiento de las máquinas y tener los conocimientos para enfrentar los desperfectos técnicos que se presentan en el día a día.

Fuente: Télam