Unas 145 ballenas piloto murieron en Nueva Zelanda tras quedarse varadas en la isla Steward (Rakiura), en el extremo sur del país oceánico.
La mitad de las ballenas estaban muertas cuando llegaron los socorristas, mientras que el resto fue sacrificado debido a la dificultad para acceder al lugar, según explicó el gerente de operaciones en Rakiura del Ministerio de Conservación de Nueva Zelanda, Ren Leppens, que aseguró que era lo más humano que se podía hacer por ellas.
Los mamíferos marinos se quedan varados con frecuencia en las costas de Nueva Zelanda y el promedio de operativos realizados por los funcionarios ambientales es de unos 85 por año, la mayoría de ellos para salvar individualmente a estos animales.
Fuente, El periódico.