Según una investigación publicada recientemente por The Wilson Journal of Ornithology, las ventanas de cristal representan un riesgo cada vez mayor para las aves, que pueden colisionar con ellas y sufrir lesiones, como fracturas, hemorragias cerebrales e incluso la muerte. 

Si bien la incidencia de esta última es mucho menor, puesto que el impacto no siempre es letal, muchas de ellas quedan heridas y desorientadas, volviéndose presa fácil para los depredadores. 

El problema de las aves

Estas fueron las conclusiones a las que llegaron los investigadores, que detallaron lo difícil que fue cuantificar este fenómeno. Los resultados sugieren que se ha subestimado la cifra anual de casos graves de choques, al menos en los Estados Unidos. 

Anteriormente, los estudios se basaban en el recuento de cadáveres encontrados junto a estructuras de vidrio, pero ahora se ha avanzado a una observación más minuciosa y en tiempo real, la cual tomó cinco años. 

Gracias a ella se logró estimar que entre 1.200 millones y 3.400 millones de pájaros mueren por colisiones de este tipo cada año. Los números representan un aumento del 350 % con respecto al análisis anterior, elaborado en el 2014. Cabe destacar que estas cifras se limitan únicamente al país noteamericano, lo que significa que el impacto global es aún mayor.

Una amenaza creciente

Los expertos detallan que esta magnitud se debe a que el 99 % de las ventanas son reflectantes, o sea que su superficie es capaz de reflejar a los árboles y al cielo, haciendo que estos animales se confundan.

Al respecto advierten que el mundo está tendiendo a usar más este material en sus construcciones, por lo que es momento de empezar a ofrecer soluciones, como colocar patrones o cintas que generen “ruido visual”. Explican que una simple tela mosquitera externa puede ser suficiente para alertar a las aves.