Tras una numerosa cantidad de proyectos espaciales destinados a establecer presencia humana permanente en nuestro satélite natural, elaborados por agencias de todo el mundo, un grupo de especialistas se pronunció para pedir el cese de las actividades. 

Sus preocupaciones fueron puestas de manifiesto durante el Primer simposio sobre la protección de la cara oculta de la Luna. Allí pidieron la conservación urgente de los espacios vírgenes más valiosos, a los cuales denominaron “Sitios de Extraordinaria Importancia Científica” (SESI).

Si bien hay muchos sitios aún no explorados, éstos en particular son escasos y corren el riesgo de quedar “arruinados” por la inminente ola de rovers y operaciones mineras que conforman la nueva carrera espacial

Las características cruciales de la Luna

Puntualmente la cara oculta de la Luna es el lugar más silencioso en señales de radio de todo el sistema solar; tanto así, que puede bloquear las radiofrecuencias provenientes de la Tierra en su totalidad. Es por este motivo que lo consideran el lugar ideal para instalar radiotelescopios avanzados con la finalidad de captar señales más débiles y quizás así encontrar vida extraterrestre. 

Tratándose de un terreno extremadamente rugoso, solo hay tres lugares donde creen poder instalar esta tecnología y deberían ser minados; de hecho, Estados Unidos ya está trabajando en ello. 

El eje de la carrera espacial está puesto en la Luna.
El eje de la carrera espacial está puesto en la Luna.

Momento de establecer límites

En total se esperan 22 misiones lunares de aquí al 2026 y la mitad de ellas están destinadas a este cuadrante y a los polos, que son zonas protegidas de la radiación solar y con aparentes depósitos de agua helada. 

Desde el punto de vista de los astrofísicos estos espacios deberían ser destinados únicamente para observación, y evitar la explotación industrial y comercial del satélite. En ese sentido, proponen fijar reglas internacionales y vinculantes que preserven a la Luna.