Los países de la región registraron temperaturas por encima de los 30 grados durante varios días y según el Instituto Finlandés de Meteorología, su país fue uno de los más afectados durante tres semanas.
Las altas temperaturas en el Ártico
Noruega y Suecia vivieron una situación similar, registrando temperaturas anormales durante aproximadamente 15 días. En ese sentido, desde el Instituto Sueco de Meteorología e Hidrología afirman que “para encontrar un período más largo (…), hay que remontarse más de un siglo atrás”.
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Según explican, este aumento viene acompañado de un incremento en la temperatura del mar. Por ejemplo, en el Atlántico Norte se alcanzaron los 32,8 grados el 5 de agosto, lo que amenaza al hielo marino y al permafrost.

El avance del deshielo
También es importante el impacto provocado por la luz solar sobre el agua: ésta se calienta más rápido que el hielo, lo que produce un mayor derretimiento cuando entra en contacto con las estructuras congeladas. En definitiva, aumenta la temperatura en general.
Si bien el agua dulce desacelera la disminución del hielo marino porque se mantiene congelada desde los 0 grados (mientras que el agua salada lo hace a -2), su influencia es temporal y el deshielo termina recuperando su ritmo.