Los glaciares de Alaska y del Himalaya son el objetivo principal de una novedosa investigación científica que pretende valorar los riesgos asociados al cambio climático. Se trata de imponentes cimas heladas que sirven de sustento para las comunidades aledañas y para cientos de especies. 

Los puntos más alarmantes -y fascinantes- que se buscan estudiar están relacionados al desfiladero más profundo de América del Norte que se encuentra bajo el bloque Ruth, y a las cuevas de deshielo de Nepal. Explican que ambos cuerpos, pese a estar separados por miles de kilómetros, comparten problemáticas similares. 

El desafío de los glaciares

Agregan que las temperaturas crecientes y las actividades humanas están impulsando un cambio brusco en sus entornos. Los mismos muestran claras evidencias de la crisis climática, lo que permite hacer una investigación más exhaustiva. 

El primero de ellos, ubicado en el Parque Nacional y Reserva Denali (Alaska), oculta una Gran Garganta de aproximadamente 2.460 metros de profundidad, lo que supera al Gran Cañón de Colorado. Fue gracias a radares y datos satelitales que pudieron reconstruir su geometría. 

Por su parte, en el Himalaya el agua de deshielo está colapsando estas grandes estructuras desde dentro, por lo que si las formaciones se rompen pueden causar inundaciones catastróficas para los poblados circundantes. 

Los descubrimientos

Gracias a nuevas herramientas los expertos están logrando mapear las complejas fallas que vienen ocurriendo. La finalidad de este trabajo es lograr predecir la evolución de estos procesos. Hasta ahora se confirmó que sus paredes gélidas se están adelgazando a un ritmo de un metro y tres metros al año respectivamente. 

Estos primeros hallazgos demuestran la urgente necesidad de abordar el calentamiento global de manera efectiva, considerando la rapidez con la que puede transformar los paisajes. Insisten en que cada capa de hielo que desaparece de los glaciares nos recuerda su fragilidad.