Un reciente informe elaborado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas evidencia los motivos detrás de la caída en las tasas de natalidad en la región y en el mundo. La encuesta, de la que participaron 14 países, asegura que no se trata de un rechazo a la paternidad o la maternidad, sino de una crisis más profunda. Las principales razones se resumen en obstáculos económicos, sociales y culturales.
Los motivos de la baja fertilidad
De hecho, los resultados muestran que una de cada cinco personas no tendrá el número de descendencia que realmente desea tener. Los factores determinantes más mencionados son: el alto costo de vida, la inseguridad laboral y la falta de una vivienda adecuada. Sólo en América Latina, estos desafíos condicionan la elección de millones de personas.
Otros aspectos también nombrados son la falta de una pareja estable, la carga desigual en las tareas de cuidado y las incertidumbres relacionadas al futuro del planeta; problemáticas que tienen especial incidencia en países como Argentina, México, Brasil y Colombia, donde los índices cayeron por debajo del denominado “nivel de reemplazo”.

Este nuevo informe demuestra que la baja en la natalidad, que tradicionalmente se atribuía a un cambio cultural, en realidad se encuentra fuertemente vinculada a un cambio paradigmático relacionado a las condiciones de vida actuales y a una mayor conciencia sobre los derechos de los niños y las obligaciones de los padres.
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Aunque el documento asegura que no se trata de una falta de deseo, sino de opciones, también menciona que continúan existiendo normas sociales coercitivas; tanto así, que uno de cada cinco encuestados reportó haber sido presionado a tener hijos sin quererlo y uno de cada tres adultos dijo haber experimentado un embarazo no deseado.
La falta de incentivos hacia las poblaciones
En la misma línea, el informe asegura que la región presenta normas laborales y culturales que penalizan la maternidad, lo que hace que las mujeres la cuestionen cada vez más; sobre todo, teniendo en cuenta que pueden ver disminuidos sus ingresos y sus posibilidades de ascenso.
Los expertos concluyen que los gobiernos deberían responder con políticas integrales que promuevan la libertad reproductiva. Esto significa que no se trata de imponer, sino de asegurar la posibilidad de decidir por fuera de los reclamos y las necesidades sociales, económicas y culturales. Asimismo, mencionan que las políticas ambientales que garanticen el bienestar a futuro se vuelven cada vez más importantes.