Esta semana el presidente de Botswana amenazó con enviar 20 mil elefantes al país europeo en medio de un acalorado debate sobre la conservación de especies.

La discusión comenzó en enero cuando el Ministerio de Ambiente alemán sugirió regular la importación de trofeos procedentes de la caza. Ante esta declaración el mandatario africano, Mokgweetsi Masisi, denunció que se trata de una decisión que afectaría a la economía de su país, empobreciéndolo aún más. 

Al respecto, explicó que debido a los intentos de conservación el número de estos mamíferos ha ido en aumento, afectando el equilibrio ambiental en la región. De este modo justificó su persecución y luego sugirió, en tono serio, que los alemanes deberían convivir con los elefantes de la misma forma que están exigiendo que ellos lo hagan para entender el problema que representan.  

Saturados por elefantes

Cabe destacar que Botswana posee un tercio de la población de elefantes de todo el mundo, un número que ronda los 130 mil ejemplares. Esto es mucho más que el espacio disponible para la convivencia con los humanos. Del mismo modo, se trata de manadas que pueden causar daño a las propiedades, que se comen las cosechas y que provocan accidentes de tránsito. 

Los elefantes representan un riesgo para los pobladores de Botswana.
Los elefantes representan un riesgo para los pobladores de Botswana.

Repartiendo responsabilidades

Para tratar esta problemática el país ya había donado unos 8 mil a Angola y le ofreció otros cientos a Mozambique. Ahora buscan darle el mismo “regalo” a Alemania como respuesta a su proyecto de ley. 

Por otro lado, junto a autoridades de Zimbabue y Namibia, Masisi pidió poder vender sus reservas de marfil para así ganar algo de dinero, algo que fue negado rotundamente por la comunidad internacional fundamentando que fomentaría la caza furtiva.

El vínculo de Alemania con los elefantes

Según un informe de 2021, la nación germana es la que más trofeos de caza importa de la Unión Europea. Es en este contexto que los activistas ambientales vienen exigiendo el cese de la actividad, como ya lo hizo el parlamento británico -aunque todavía está en proceso de convertirse en ley-.