Una nueva publicación lanzada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advierte que los bosques se están volviendo cada vez más susceptibles a factores de estrés, como los incendios forestales y las plagas. Explican que esta situación guarda estrecha relación con el cambio climático y que la ciencia deberá innovar para compensar esta realidad.
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Problemáticas del presente y del futuro
Lo más llamativo de este informe es que áreas que nunca habían sufrido igniciones hoy en día se están viendo afectadas. Asimismo, aquellas que solían experimentar este fenómeno, actualmente lo vivencian de forma exacerbada, tanto en intensidad como en frecuencia.
En ese sentido, estiman que durante 2023 el fuego liberó aproximadamente 6.687 megatoneladas de dióxido de carbono a nivel global. Este número es un 10 % superior al del año anterior y constituye un récord; aunque no es el único.
La producción de madera rompió todas sus marcas y las proyecciones indican que la tendencia seguirá hacia el 2050, con un incremento del 49 %.
Los bosques no tienen descanso
El estudio también hace especial énfasis en la presencia de invasores y patógenos que amenazan el crecimiento y la supervivencia de los árboles. En ese sentido, mencionan que el pino es la especie más amenazada, sobre todo en algunos países de Asia y algunas zonas de Norteamérica donde prevén daños devastadores para los próximos tres años.
De acuerdo con la publicación, habría que hacer una reestructuración social, política y tecnológica -acompañada de una buena financiación- para revertir la situación de estos ecosistemas. Al respecto, analizan que la implementación de herramientas como satélites, radares y drones -al igual que de la inteligencia artificial- podría marcar la diferencia de cara al futuro.
Finalmente la FAO recomienda enfoques inclusivos y con perspectiva de género para garantizar una distribución justa de beneficios para el combate del cambio climático y la protección de los bosques.