El 12, 13 y 14 de agosto, los cuatro acusados de matar a un yaguareté deberán presentarse ante el tribunal. Se trata de un caso histórico, ya que es la primera vez que un grupo de personas enfrenta un juicio por este hecho en nuestro país, por lo que podría sentar precedentes para la protección de especies clave

El delito del yaguareté

Los acusados son Máximo Cisneros, Viterman Ponce de León, Claudio Cisneros, y Walter Hugo Ponce de León. Según narran, sucedió en julio de 2024 en Formosa cuando iban en busca de una vaca que llevaba desaparecida dos días, a la cual encontraron muerta junto al felino; por lo que contaron a Infobae, actuaron por miedo, ya que el yaguareté intentó atacarlos y mató a los perros con los que iban. 

Si bien figura que fue Claudio quien disparó, el expediente sostiene que “eso no mengua la responsabilidad de quienes lo acompañaban”, que podrían recibir tres años de prisión. Tras el asesinato del animal, fueron tomadas y difundidas fotografías, las cuales llegaron a Ana Magdalena Gutiérrez, representante de la Subcomisión Chaqueña para la Conservación del Yaguareté y representante titular ante el Comité General de Gestión Yaguareté del Plan Nacional de Conservación del Monumento Natural Yaguareté, quien denunció el hecho que justificó la intervención de la Justicia, ya que se trata de un animal protegido por la Ley 25.463

En su comunicación con Infobae, Walter Hugo sostuvo que no sabían de ese nivel de protección y que, al matarlo, se lo comieron, por lo que no se trató de un trofeo. Además, insisten en que actuaron en legítima defensa, y los tres aseguran estar arrepentidos.

La penalización por el crimen del yaguareté.
La penalización por el crimen del yaguareté.

El castigo recibido

Por su parte, Nicolás Lodeiro Ocampo, fundador y director ejecutivo de la Red Yaguareté, también en diálogo con el medio, declaró que para ellos es “el mayor logro hasta el presente en relación con la persecución y búsqueda de castigos ejemplares a cazadores de yaguaretés” ya que “nunca antes se había dictado prisión domiciliaria por un hecho así”. 

Aprovechó la ocasión para destacar que “no existen prácticamente ataques si no hay una situación de agresión previa” y que “lo que ocurrió puede pasar, pero no es la norma. Si lo fuera, tendríamos personas muertas todos los meses”. Sin embargo, mostró preocupación, ya que, debido a la magnitud que cobró el caso, creen que la próxima vez que se mate a un yaguareté lo harán desaparecer, por lo que el caso no será visible. Para Lodeiro Ocampo, la clave se encuentra en un programa de convivencia entre yaguaretés y comunidades rurales, para así evitar seguir resolviendo los conflictos con lo que definió como “sangre y bala”