España es uno de los países europeos más vulnerables a las futuras alteraciones climáticas. En 2015, el último año antes de que entrase en vigor el Acuerdo de París, emitía un 16,7 % más de Gases de Efecto Invernadero que en 1990.
Pese a que en 2016 las emisiones de estos gases bajaron 4 puntos, los últimos datos de Eurostat apuntan a que en 2017 las emisiones de dióxido de carbono en España aumentaron un 7,4 %. Esto lo sitúa en el cuarto lugar, después de Malta, Estonia y Bulgaria.
Esto se debe, por un lado, a que la aportación de las energías renovables a la generación de electricidad en la península bajó un 7,5 % con respecto al año 2016. Por el otro, España batió por tercer año consecutivo el récord de importación de petróleo. Esto los convertiría en líderes europeos en dependencia energética.
Además, según la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso del Vehículo Eléctrico, la venta de vehículos eléctricos e híbridos en España en 2017 sólo representó el 0,7 % del total del mercado, un porcentaje tres veces inferior a la media europea.
Con estos datos parece evidente que España no está frenando el cambio climático sino más bien lo contrario. El último Índice de Actuación Climática, elaborado por la red de ONGs Climate Action Network y GermanWatch, sitúa a España en la posición 38 de 60 del ránking sobre el cumplimiento de los países con el Acuerdo de París.
Fuente: Hemisferios/El Salto Diario