Muchas playas han quedado desnudas por el robo a gran escala de arena. Se la roban porque se usa para todo, desde la pasta de dientes y productos de limpieza hasta la vajilla, fregadero de cocina y taza del inodoro. También para las ventanas y botellas de cerveza, chips de computadoras, teléfonos inteligentes y automóviles.
Pero el mayor consumidor es la industria de la construcción, que necesita arena para producir ladrillos, asfalto y hormigón. Se necesitan alrededor de 200 toneladas de arena para construir una casa unifamiliar, un kilómetro de carretera requiere 30.000 toneladas, mientras que una central nuclear, 12 millones de toneladas.
Kiran Pereira, fundadora de Sandstories.org (iniciativa para concientizar sobre este problema), sostiene que el arena es un recurso fósil. Se necesitan millones de años para que se forme, pero una mina se puede agotar en décadas.
Hermann Kessler, de la Agencia Federal Alemana de Medio Ambiente, afirma que el negocio del arena es muy corrupto y que a menudo es ilegal. Las bandas criminales roban arena en países que van desde Jamaica hasta Nigeria. India incluso tiene una mafia de arena conocida por su crueldad.
Algunas pandillas utilizan barcazas de dragado por succión, que actúan como aspiradoras gigantescas succionando arena del fondo marino en aguas poco profundas. Cualquier cosa que sea bombeada por una de estas barcazas está muerta. Hay estudios que muestran que los hábitats de arena no se recuperan después de haber pasado por este proceso.
La solución podría ser la combinación de granos lisos del desierto con resina sintética. El resultado es un hormigón de polímero aún más duradero que la variante convencional.
Otra opción es el reciclaje de hormigón, pero para que esto funcione desde el punto de vista económico y ambiental, es necesario que haya suficiente hormigón viejo cerca de la nueva obra de construcción. Un mayor uso de madera en las edificaciones y unos métodos de extracción más eficientes también podrían ayudar a reducir el consumo de arena.
Hasta ahora, los mineros principalmente se han concentrado en un tamaño de grano específico descartando el resto. Pero ese resto también podría ser utilizado en la construcción, lo que reduciría la extracción total.
En este caso, el arena se parece mucho al petróleo. Lo usamos para resolver muchos problemas para los cuales se necesitaría un esfuerzo adicional para encontrar alternativas.
Kessler concluye que necesitamos arena, que no podemos prescindir de ella, pero que eso no significa que no debamos intentar usarla de forma más ecológica.
Fuente: hemsiferios.info/ DW