El debate sobre el futuro de la actividad en mar abierto volvió a la agenda local luego de que se iniciaran nuevas movilizaciones -por parte de organizaciones civiles y ambientalistas- para respaldar las prohibiciones, vigentes desde el 2021. De este modo, los activistas exigieron que no se avance con los cambios propuestos por el gobierno.
Al respecto, este miércoles el Legislativo iba a tener una sesión que incluiría en su temario el proyecto que busca habilitar la salmonicultura; sin embargo, y debido a un conflicto gremial, se paralizó el deber parlamentario.
La lucha contra la salmonicultura
Quienes están en contra de la pesca intensiva temen que Argentina enfrente consecuencias similares a las de otros países, como la proliferación de algas nocivas, la introducción de especies exóticas, la alteración de la cadena trófica y la aparición de “zonas muertas”; es decir, aquellas que carecen de oxígeno y que demoran años en restaurarse.
Un antecedente clave para este rechazo es el de Chile, con escapes masivos, uso excesivo de antibióticos y mortandades reiteradas. En el caso de Tierra del Fuego, los riesgos son mayores ya que las aguas que rodean la isla concentran el 50 % de los bosques de macroalgas del país. Éstos son considerados sumideros de carbono naturales y hábitats esenciales para numerosas especies.

Los riesgos y amenazas
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Por otro lado, aseguran que la aparición de grandes flotas comprometería, no sólo a la biodiversidad, sino también a las pequeñas industrias locales que utilizan técnicas artesanales, y al turismo de naturaleza. Ambos factores se ven reflejados en la economía de la provincia.
Sobre esto último, los defensores de la reapertura acuícola sostienen que la región se vería beneficiada con nuevos empleos y mayores proyectos comerciales. Sin embargo, no tienen en cuenta los costos ambientales por los cuales se definió prohibir la actividad.