Un estudio publicado en la revista Biological Conservation muestra las rutas de comercio ilegal de fauna silvestre a través del caso de las iguanas de estas islas ecuatorianas. En ese sentido, la cofundadora de la organización Pro Wildlife y coautora del informe, Sandra Altherr, explicó al medio DW que estos animales “son sólo uno de los muchos ejemplos de cómo operan los contrabandistas de animales” y que “son un caso especial porque su biodiversidad única es famosa en todo el mundo y porque estas iguanas son tan raras en el comercio que son muy codiciadas por cierta clientela”.
El paradero de las iguanas de Galápagos
El reporte brinda información valiosa también sobre el destino de estos animales: Uganda. Según afirman, se trata del epicentro del comercio de las iguanas terrestres y de los lagartos marinos. Ambos son animales protegidos por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites).
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Aquí hay un detalle curioso consignado por el periódico: “Aunque el único país de origen, Ecuador, nunca ha expedido permisos de exportación comercial, Uganda ha notificado oficialmente exportaciones de iguanas terrestres de Galápagos desde 2017, en su mayoría para el mercado asiático, pero también ocasionalmente para Suecia, Canadá y Ucrania”.
La investigación del caso
Altherr declara que el jefe de esta operación de contrabando ha estado en su radar por 13 años, y que fue cambiando de domicilio a medida que su situación legal se complicaba, luego de que su nombre fuera dado a conocer tras la detención de dos de sus envíos de reptiles en Londres. Sin embargo, sostiene que “desde 2014 ha conseguido establecer buenos contactos con las autoridades y el gobierno de Uganda, que expiden permisos para iguanas de Galápagos sin comprobar seriamente el origen legal de los animales».
En cuanto a los motivos de esta situación, Ariano Sánchez -vicepresidente del Grupo de Especialistas en Iguanas de la UICN y coautor del estudio- declara que “en muchos casos no hay una comunicación efectiva entre las autoridades Cites del norte global, con respecto a las autoridades Cites del sur global, lo que permite que sucedan casos como el expuesto, que representan un expolio del patrimonio natural de los países del sur global». Enfatiza que “ninguno de los países involucrados se comunicó con Ecuador […] para verificar el origen de estos ejemplares”.