El Fondo de las Naciones Unidas para las Infancias (UNICEF) presentó un análisis donde se demuestra que uno de cada cinco menores de edad viven en lugares donde las temperaturas elevadas se duplicaron en un período de seis décadas.
Este número es equivalente al 20 % de los niños y niñas del mundo, lo que representa a más de 460 millones de personas en la actualidad. Al respecto, destacan que este fenómeno trae aparejadas varias consecuencias relacionadas a la salud, el bienestar y las actividades cotidianas.
Vulnerabilidad en las infancias
Una de las mayores problemáticas que menciona el organismo es la falta de infraestructura y servicios necesarios para afrontar la intensidad de calor. En ese sentido, hacen especial énfasis en las complicaciones que enfrentan las mujeres embarazadas ante el estrés térmico, lo que puede resultar en partos prematuros y bebés con bajo peso al nacer. También mencionan el aumento de la mortalidad.
Por otro lado, las autoridades sugieren que estos eventos favorecen la malnutrición y la proliferación de enfermedades que se propagan a altas temperaturas -como el paludismo y el dengue- durante la niñez. A grandes rasgos hacen mención a la creciente vulnerabilidad que sufren los menores y su impacto a nivel neurológico y mental.
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Cambios determinantes
El estudio informa que el calentamiento del planeta se ve reflejado en olas de calor más largas y frecuentes en al menos 100 países. En la misma línea, explican que más de la mitad de los pequeños soportan un 50 % más de estos eventos que sus abuelos.
Ante la presentación de estos resultados, la UNICEF instó a los países firmantes del Acuerdo de París a cumplir con sus compromisos de reducción de emisiones, con el fin de empoderar a las infancias -y brindarle resiliencia a sus comunidades- para que puedan gozar de mayores oportunidades.