Una nueva investigación realizada por biólogos de la Universidad de Oxford y publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences revela que la flexibilidad del comportamiento individual de las especies puede ser más importante que la selección evolutiva, en términos de persistencia y extinción. 

Para llegar a estas conclusiones estudiaron a la pardela balear, el ave marina más amenazada de Europa. Inicialmente buscaban comprender el impacto biológico del cambio climático en la respuesta de los animales en cuanto a diversos aspectos, desde sus poblaciones hasta sus conductas. 

Explican que son varias las especies que han cambiado sus áreas de distribución a medida que las temperaturas aumentan, pero que hasta ahora los mecanismos no eran claros.

Concluyen que, si bien no se ha podido determinar el impacto a largo plazo, la adaptación individual es una respuesta cada vez más habitual.

Un comportamiento por individuo

Estos hallazgos podrían ser relevantes para la creación de nuevas estrategias de conservación, sobre todo para aves migratorias vulnerables, como la mencionada. 

Las pardelas baleares se encuentran en peligro crítico principalmente por la escasez de alimento, ya que compiten con las pesquerías, además del daño a su ecosistema y a sus cuerpos por la presencia de anzuelos y redes. 

Ante esta situación, se ha vuelto cada vez más común visualizar estas aves más al norte. Un dato que fue comprobado gracias a la utilización de localizadores. 

De este modo pudieron comprobar que no se trataba de una migración colectiva, sino que naturalmente cada individuo iba teniendo la necesidad de viajar más lejos. 

Investigación

Para dar con estos resultados, los especialistas debieron comparar las rutas de los mismos animales durante varios años. Todos los especímenes rastreados se desviaron un promedio de 25 kilómetros por año.

Este descubrimiento también reveló cambios en su reproducción, dado que cada vez hay más retrasos en su regreso al mediterráneo, donde se encuentran las colonias en las que desovan estas aves. 

Si bien estos datos son reveladores, aún se necesita investigar más para comprender este comportamiento y cómo afecta a otras especies marinas longevas.