Desde la universidad advirtieron sobre la importancia de mejorar los criterios con los que se evalúa la calidad del aire en la ciudad, frente al aumento de los incendios forestales y la contaminación que aumentan los problemas sanitarios.
Este estudio llevado a cabo por la UBA encontró una relación estrecha entre los incendios, la dirección del viento y los picos de partículas de humo en el aire de la ciudad. Para ello, el análisis se enfocó en tres casos: incendio en Punta Lara, en 2017, y otros dos en el Delta del Paraná, en 2019 y 2020.
Los resultados del trabajo revelaron que las altas concentraciones puntuales de material particulado registrados en la Ciudad de Buenos Aires, van de la mano con la presencia de humo y con vientos predominantes desde los sitios donde tenían lugar los incendios.
Los autores del estudio expresaron que los efectos más preocupantes se observan en la salud de los niños y los ancianos, sobre si este último grupo cuenta con enfermedades preexistentes.
Leonardo Serio, docente de Climatología y Fenología Agrícolas de la Facultad de Agronomía (FAUBA), señaló que es necesario establecer medidas más restrictivas, en especial para las personas con afecciones respiratorias o cardíacas.