Así lo afirma un reciente estudio elaborado por investigadores del Conicet y la Universidad de San Luis, con el apoyo de la Universidad de Lancaster en Reino Unido.

Explican que debido a la expansión de esta actividad en las llanuras sudamericanas surgió una elevación en el nivel de las napas de agua, lo que estaría provocando una mayor propensión de las inundaciones.

Para este informe se recopilaron datos de los últimos 20 años en relación a cómo se alteraba el balance hídrico cuando se reemplaza una cobertura de suelo.

Las consecuencias de las que hablamos no son actuales, hace 40 años que la región pampeana viene presentando estos problemas, pero es en las últimas dos décadas que este proceso se aceleró a pasos agigantados.

Detallan que entre 2016 y 2019, que fue un período húmedo, comenzó a aparecer agua en zonas donde no había antes.

También descubrieron que agriculturizar el paisaje disminuye la capacidad de extraer agua en los períodos secos, es decir, que no sólo vuelve el suelo más propenso a inundaciones, sino que también dificulta la respuesta frente a la sequía.