Hace una semana, el pasado 26 de abril, celebramos esta fecha con el fin de tomar conciencia sobre los trastornos y las molestias que pueden causar los ruidos.

En la actualidad, existen varios estudios que han demostrado su relación directa con la calidad de vida de las personas, sobre todo la de aquellas que viven en las grandes ciudades.

El ruido es un sonido inarticulado, sin armonía ni ritmo que es desagradable y molesto para nuestros oídos. Se considera como un agente contaminante invisible, un problema de salud pública que provoca efectos negativos para los seres humanos y los demás animales.

Una de las formas de las cuales se pueden medir es a través de decibelios (dB), que se emplean para cuantificar la potencia del sonido, el cual se calcula a través de unos aparatos llamados “sonómetros”.

Para la Organización Mundial de la Salud, el límite superior deseable es de 50 decibelios (dB). Está demostrado que el deterioro auditivo comienza de 75 a 125 decibelios (dB), si se sobrepasa ese número, se llega a un nivel doloroso, y se llega al nivel más alto de dolor a los 140.

En la actualidad, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se encuentra por encima de los 65 decibeles permitidos según la ley 1540. El promedio de decibeles que tiene nuestra ciudad, la transforma como una de las ciudades más ruidosas del mundo, con un promedio de 65 a 90 decibeles.