Según el último informe del Programa ONU-REDD (una herramienta para reducir las emisiones debidas a la deforestación y la degradación forestal en los países en desarrollo), el mundo no está en vías de lograr los objetivos forestales para el año 2030, una aspiración fundamental para avanzar hacia el objetivo del Acuerdo de París de 1,5°C.

Además, la ONU comunicó que cada año se destruyen unos 10 millones de hectáreas de bosques, una superficie equivalente a la de Islandia. Esta «alarmante» deforestación mundial, junto con la agricultura y otros cambios en el uso de la tierra, es responsable del 25 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.

En el informe se concluye que, para que los objetivos de 2030 sean factibles, se debe alcanzar el hito del equivalente a una gigatonelada en emisiones revertidas por los bosques a más tardar en 2025.

Los cálculos de la organización señalan que la eliminación de las emisiones de la deforestación, y el aumento de las absorciones de carbono mediante la promoción de la regeneración de los bosques y la restauración del paisaje podrían reducir las emisiones netas globales hasta en un 30 %.