El mundo necesita cambiar urgentemente la forma en que produce y consume los alimentos, cuya demanda habrá aumentado en un 50 % para 2050. Tan clara como demoledora es la conclusión que reafirma el nuevo estudio del World Resources Institute, ‘Creando un futuro sostenible para la alimentación’.

 

Casi diez mil millones de personas poblarán el planeta para el año 2050. El mayor desafío al que nos enfrentamos para entonces es lograr un cambio tan profundo en la base de nuestro estilo de vida y nuestro sistema de producción que asegure un abastecimiento global con los recursos limitados de nuestro planeta.

 

A día de hoy, con siete mil millones de humanos sobre la superficie terrestre, la agricultura ya utiliza el 90 % del agua utilizada por la humanidad, genera una cuarta parte de las emisiones que provocan el cambio climático y ocupa casi la mitad de las tierras con vegetación del mundo. Y aún así, más de 820 millones de personas están desnutridas por falta de acceso a una alimentación digna.

“La demanda global de alimentos va camino de aumentar más del 50 % a mediados de siglo, y la demanda de alimentos de origen animal casi un 70 %”, afirma el estudio. Por ello, garantizar una alimentación saludable para el futuro requiere un cambio radical en nuestra forma de producir y en nuestro estilo de vida. “El desafío es incluso más grande de lo que cualquiera de nosotros pensaba», afirma el coautor del estudio y director del World Resources Institute (WRI), Richard Waite.

 

Mientras tratamos de reducir la pérdida de hábitats, la pobreza o la contaminación, tendremos que producir un 30 por ciento más de alimentos contando con el mismo suelo y probablemente mayores índices de deforestación y emisiones de carbono, que a día de hoy no hemos logrado revertir.

 

Para ello, los investigadores del WRI proponen 22 soluciones cuidadosamente desmenuzadas en sus 565 páginas de informe que afronta los desafíos del uso del suelo, el suministro de alimentos y las emisiones de efecto invernadero. Entre las soluciones que proponen los autores, plantean algunas de ellas como la base para tratar de acercarnos a la meta.

 

Por un lado, algo tan básico como encontrar la fórmula para reducir drásticamente el desperdicio alimentario: desde energía solar en las granjas para mantener la cadena del frío desde el inicio del ciclo de vida del alimento hasta el descubrimiento de nuevos elementos naturales que inhiben el crecimiento de las bacterias, cualquier innovación es clave para reducir el tercio de los alimentos que se tiran a la basura hoy en día.

 

Por otro lado, cambiar nuestras dietas con alto contenido en productos animales hacia alimentos de origen vegetal debido a la gran cantidad de recursos que requiere el ganado para producir alimentos.

 

Los sistemas alimentarios continuarán enfrentando complejos desafíos globales, por lo que es probable que las tensiones aumenten, según los expertos. Como parte de la solución, el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CFS, por sus siglas en inglés) propone tener en cuenta la agroecología para lograr un sistema alimentario sostenible.

 

Un sistema que imita la naturaleza y reemplaza los fertilizantes y otros productos no naturales por conocimiento sobre cómo una combinación concreta de diferentes plantas y animales puede crear un entorno más proclive para producir alimentos.

 

“Se necesita una transformación profunda en todas las escalas frente a los cambios demográficos, el aumento de la presión y la competencia por los recursos renovables, cada vez más graves consecuencias del cambio climático y la pérdida de biodiversidad”, concluyen.

 

Fuente, National Geographic