Una de las fascinantes cualidades de estos animales, es su capacidad para cambiar de color y textura en décimas de segundo, mimetizándose así con el entorno con una sofisticación que deja a los camaleones en pañales. A modo de ejemplo, pueden llegar a adoptar la forma de un cangrejo en celo para atraer a crustáceos incautos.

 

Precisamente esta propiedad de la piel del pulpo ha sido la fuente de inspiración de un equipo de científicos e ingenieros de la Universidad de Cornell (EEUU) en colaboración con Roger Hanlon, un experto en estos cefalópodos. Ya en 2014 este mismo equipo había descrito las técnicas de camuflaje utilizadas por los cefalópodos en el ‘Journal of Morphology’. Ahora se han propuesto imitarlas.

 

El sistema que han desarrollado, y cuyos resultados fueron en la revista ‘Science’, consiste en una delgada membrana de silicona que puede adoptar formas tridimensionales complejas.

 

El material, que se activa neumáticamente, simula las papilas del pulpo, que son terminaciones musculares sin una estructura ósea subyacente como la lengua humana, para generar texturas.

 

La membrana desarrollada se puede programar para que adopte diversas formas, ya sea piedras o plantas. Un robot recubierto con esta membrana sería capaz de mimetizarse, pues, con los elementos de su entorno.

 

Sin embargo, el camuflaje no es su única función, ya que estos cambios de textura podrían permitir a la membrana absorber más luz y, por tanto, elevar su temperatura.

 

Fuente, Ambientum