Se cumplen 67 años de la creación de la primera institución científica del mundo destinada a la investigación científica en el continente blanco.
La Antártida es un continente consagrado a la paz y la investigación científica desde la firma del Tratado Antártico en 1959 y puesto en vigor en 1961. Pero 10 años antes, Argentina tuvo la primera institución científica del mundo destinada a la investigación científica en el continente blanco.
El 17 de abril de 1951, el entonces presidente Gral. Juan Domingo Perón crea el Instituto Antártico Argentino por el Decreto 7.338/51, en ese entonces estaba bajo la dependencia del Ministerio de Asuntos Técnicos, siendo su primer director el Gral Hernán Pujato. Desde ese momento la institución y sus investigadores, técnicos, administrativos y profesionales, han sido un pilar central en el fortalecimiento de los Derechos Argentinos para el Sector Antártico Argentino y nunca han claudicado en esa gesta.
La idea de Perón fue comenzar con una institución para realizar expediciones científicas a la Antártida para reafirmar la soberanía efectiva que Argentina ejercía de “hecho y de Derecho” según los conceptos vertidos en aquel momento. La creación del IAA tiene lugar luego del regreso de la primer campaña científica a la Antártida iniciada en Febrero de 1951, que parte en el buque Santa Michaela que fue alquilado por Gregorio Pérez Companc en la suma de $1 para fundar la primer base antártica del mundo al Sur del Círculo Polar Antártico. Al mando de esta misión se encontraba el entonces Coronel Pujato que llevó adelante la titánica tarea de fundar la base Gral San Martín. La base pudo instalarse y comenzar a funcionar ese mismo año el 21 de Marzo de 1951.
Pero la actividad científica requería de un mayor soporte logístico, un buque especial para poder llegar a altas latitudes en el Mar de Weddell que se encuentra al Este de la Península Antártica. A instancias de Pujato, Perón compra el primer rompehielos argentino para la actividad antártica: el Rompehielos ARA General San Martín. La presencia argentina en la Antártida cambiaba radicalmente al poder extender el brazo de la ciencia a lugares remotos en la Antártida, ya que también se incorporaron helicópteros al rompehielos que agilizaban la carga y descarga. El buque insignia de la presencia histórica de la actividad científica y logística tuvo poca difusión, en especial luego del golpe de estado de 1955, aunque participó de las campañas antárticas hasta 1978 siendo reemplazado por el rompehielos Alte Irizar.
El instituto Antártico Argentino fue una institución que, con bajo perfil, logró que la ciencia realizada por el Programa Antártico Argentino estuviera entre las mejores del mundo. Sus científicos han trabajado con el más alto nivel durante décadas logró ubicarse como el país con mayor producción científica de íbero américa. Esta afirmación se da en dos trabajos de publicados en revistas extranjeras redactados por científicos de terceros países. Analizando también el costo de los proyectos científicos.
En 1970, cuando se crea la Dirección Nacional del Antártico, el Instituto Antártico pasa a depender orgánicamente de una estructura dedicada al fortalecimiento de la Política Nacional para el continente helado. La sede histórica estuvo durante muchos años en la calle Cerrito 1248. Esa sede fue muy conocida por la importante biblioteca destinada a publicaciones vinculadas a la Antártida y regiones polares. Tiene volúmenes históricos de alto valor académico y científico.
Dada la estructura edilicia de esa sede y la evolución de la ciencia, se trasladó la actividad científica al campus de la Universidad Nacional de San Martín para mejorar los laboratorios y cumplir con las exigencias de la seguridad laboral correspondiente. La sede de la Dirección Nacional del Antártico se trasladó temporalmente a oficinas en la calle Balcarce 290.
La sede debía ser remodelada para sede de la Dirección Nacional del Antártico y del Instituto Antártico Argentino utilizándose en actividades académicas, gestión ambiental, Museo, planificación de la campaña antártica, además de mejorar la biblioteca y programas de difusión. Para ello se preparó un proyecto de puesta en valor general durante el año 2015, pensando en la continuidad de las Políticas de Estado. Se valoró la importancia de contar con una sede exclusivamente “antártica” para reuniones científicas, biblioteca y museo en un punto céntrico de la Ciudad de Buenos Aires.
En la actualidad el edificio se remató como un inmueble más en desuso junto a un listado de otros inmuebles incluidos por el gobierno si bien un amparo frenó su remate en el 2016 impulsado por varios investigadores y personal. No pudo frenar el interés inmobiliario frente al interés histórico y académico de la actividad científica en la Antártida.
Su biblioteca y su historia están en cajones guardados esperando a que se active algún proyecto para recuperar ese valioso material que se deteriora día a día.
Al cumplirse 67 años de la creación de esta importante institución científica nacional, rememoramos la visión de sus impulsores para afianzar los legítimos Derechos de nuestra Patria en la Argentina Antártica, sosteniendo el concepto de Soberanía Científica.
Fuente: Eco Antártida