Se tratan de enormes incendios forestales y de matorrales. Son más comunes en Australia, pero también se dan en otras regiones del mundo, como California, Italia y Grecia en 2021. Ahora, un megaincendio devastaron el noreste de Argentina. Los incendios llegaron a los Esteros del Iberá y amenazan su gran biodiversidad. Con una superficie de casi 12.000 kilómetros cuadrados, es el segundo mayor humedal de Sudamérica.

Pero, en contra de la impresión generalizada de que los incendios forestales son cada vez más frecuentes, expertos como Alexander Held, del Instituto Forestal Europeo (EFI), la principal red de investigación forestal en Europa, observan una tendencia diferente: el número de incendios disminuye en general, lo que aumenta es el número de incendios que se salen de control. «Los satélites no mienten. Desde hace muchos años disponemos de datos relativamente buenos, de modo que ya no hay que confiar en la evaluación de las estadísticas nacionales, porque estas no siempre son fiables, algunas veces también por motivos políticos».

El EFI es una organización internacional, fundada en 1993 por varios países europeos y con sede en Joensuu (Finlandia), que investiga diversos temas forestales, como la resiliencia de los bosques ante fenómenos meteorológicos extremos. Según los datos recopilados, existe una tendencia a la reducción de los incendios en todo el mundo y un aumento de los incendios que por su magnitud se salen de control. «Lo que se puede ver en las estadísticas es que cada vez hay más incendios en regiones en las que antes no había, por ejemplo, en Escandinavia, en el Ártico, en Siberia. Al mismo tiempo, también registramos incendios como el de ahora en Argentina. Incendios que adquieren grandes proporciones y causan grandes destrozos», explica el investigador forestal. Según su juicio, el número de incendios extremos es cada vez más frecuente, debido a las condiciones meteorológicas extremas y al cambio climático.

Monitoreo por satélite: incendios en Corrientes entre el 16 y el 22 de febrero de 2022.

El cambio climático alarga las estaciones secas

Susanne Winter, experta forestal del World Wildlife Fund (WWF), subraya la relación entre el cambio climático y la mayor frecuencia de incendios como el actual en el noreste de Argentina: «El riesgo de incendios forestales aumenta considerablemente. Vemos claramente que las estaciones secas en los trópicos se están alargando, incluso por semanas. Al final, la vegetación es tan seca, que ya solo un detonante mínimo puede provocar un incendio enorme».

Mucha gente piensa que los incendios forestales son catástrofes terribles que parecen surgir de las fuerzas elementales de la naturaleza y que amenazan a personas, animales y paisajes. Pero no es así, subraya la experta. «El 90 por ciento de los incendios forestales son provocados por el hombre. Pueden ocurrir a propósito o sin querer. Por un lado, se puede tratar del típico cigarrillo, un motor de coche demasiado caliente o de un incendio intencionado para quemar un pequeño campo, pero que luego se descontrola. Por otra parte, tenemos los incendios intencionados con motivos como la recuperación de tierras, la especulación, el desarrollo de infraestructuras y, el motivo más común, la creación de nuevos terrenos para la agricultura».

La prevención es posible

Alexander Held señala críticamente que los gobiernos siempre recurren a las mismas medidas cuando se producen incendios forestales. Utilizan aviones de extinción de incendios cada vez más grandes y despliegan cada vez más bomberos. Sin embargo, se podrían tomar medidas eficaces con antelación, antes de que se produzca un incendio extremo.

Según el experto del Instituto Forestal de Europa, el ser humano ha transformado los bosques en superficies más inflamables de lo que serían en su estado natural. Los bosques ya no son ni tan densos ni tan frescos, con un alto contenido de humedad, como antes. Al mismo tiempo, Held apunta una curiosa razón que ha hecho de los bosques superficies más vulnerables: hemos tratado de eliminar el fuego como factor natural para su resiliencia.

A primera vista, esto suena un poco inusual: ¿debemos utilizar el fuego para evitar incendios mayores? Sí, dice el investigador del EFI. «Especialmente en las zonas subtropicales, como en Argentina, los incendios regulares y frecuentes, pero inofensivos, forman parte de un ecosistema natural y también lo mantienen. Sin embargo, los humanos intentamos prevenir todos los incendios en el marco de la agricultura y la silvicultura modernas. Pero, cuando se produce un incendio, arden inmediatamente grandes superficies».

Held explica que, con incendios intencionados pero limitados, por ejemplo, bajo condiciones meteorológicas favorables, con poco viento, alta humedad, baja temperatura y suelo húmedo, se conseguiría que un bosque fuera más resistente a los incendios de mayor envergadura al final de una estación seca y calurosa.

Con información de DW